EL bullicio de la calle es
ensordecedor, y el calor tampoco da tregua. Es la 1 de la tarde, y las aceras
de la Avenida Bolívar del centro de San Juan rebosan de actividad, cual hormiguero
antes del aguacero. Sus pobladores, podría decirse que buscan refugio también,
pero de un futuro incierto. Recogen a sus hijos de clase, salen de las oficinas
y de sus sitios de trabajo, compran, venden, hacen colas, con una velocidad
propia de la hora pico, pero también con el pesar añadido de no saber qué
pueden arrojar las noticias de mañana. Sin embargo, a Emilio Motta, de 56 años,
poco parece afectarle el entorno opresivo que lo rodea, aferrándose con calma a
la prosa de escritores casi olvidados, en un breve oasis de gastados libros en
las afueras de la Biblioteca Pública. Nos recibe con una sonrisa familiar, y un
trato cordial y educado.Nos cuenta que gracias a la solidaridad de amigos
hechos con el pasar de los años, ha podido seguir ofreciendo libros al público
rosciano. “Empecé primero con los libros que había en mi casa, los de mis
abuelos … y luego la gente empezó a donarlos o a vendérmelos” nos cuenta. Lo
que empezó primero con una manera de buscar el sustento, se ha convertido en un
estilo de vida. “Estoy aquí (en la biblioteca) desde hace 3 años, pero llevo 17
años vendiendo libros, primero comencé en el Centro Comercial Galerías”.Tanto
tiempo pasó a las afueras del Centro Comercial, hasta que funcionarios de la
biblioteca de nuestra localidad decidieron facilitarle las cosas, cediéndole el
espacio de la entrada del edificio, y también, un refugio dónde almacenar sus
libros, más cerca de su habitual clientela.
Para Emilio, la lectura ha sido
siempre una pasión, un alimento, como si sólo a través del papel y la tinta de
los escritores pudiera vivir el cuerpo, y a pesar de también ser orfebre, cuenta
haber escalado muchos picos venezolanos en sus años mozos.El negocio del
conocimiento ha resultado ser útil no solo para él, sino para muchos
estudiantes de todas las edades, que entre su material no sólo consiguen
novelas, documentos y revistas de todas las clases, también encuentran libros
de texto, que a pesar de ser siempre de segunda mano, se pueden encontrar en
buen estado, y ha generado un saludable sistema de intercambio, siempre
favoreciendo a aquellos que buscan enriquecer su cultura. Desde que comenzó
nuestra breve entrevista, no menos de 10 personas que entran o salen de la
biblioteca se han detenido a saludarlo con afecto, amén del roce diario que
mantienen con éste notable e interesante personaje.
Trabajo realizado por:
Leonardo
Atencio
Venus
Romero
ESTUDIANTES DE COMUNICACIÓN SOCIAL UNERG.
Cátedra: Periodismo Interpretativo.
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